domingo, 4 de octubre de 2009

5to capitulo


V

Daila

Aidan de Tale

No sabíamos donde dirigirnos, sólo íbamos bordeando la falda de las montañas que nos iban apareciendo, era obviamente una cordillera, no era muy alta. Teníamos el presentimiento de que encontraríamos una aldea en la falda de alguna de las montañas.

Recorrimos durante cinco horas las montañas, no encontramos nada, salvo frutas como mangos y papayas, recolectamos hartas, porsiacaso y no encontrábamos un pueblo pronto, con eso saciamos nuestra hambre y nos quedaba suficiente.

De repente nos cayo la noche de golpe, estaba oscuro había nubes en el cielo, y no se podía ver la luna, ni las estrellas.

-de nada sirve que continuemos- dije pesimista- ni tampoco que encendamos una fogata, dado que a todos los árboles les ha llegado agua de la ola y por lo que veo lloverá pronto.

-genial- exclamó Carla, pateando una piedra- estamos solos en un continente que ni Kraden conoce, solo hay de comer papayas y mangos, va a llover en cinco…-antes de terminar la frase se largo a llover- minutos mas, y no tenemos una carpa para refugiarnos, que podría ser mejor.

-sabes lo que seria mejor- dijo Mabee, aparentemente estaba enojada por su tono de voz- que dejaras de quejarte, porque no veo que hagas nada productivo.

-no me vengas a hablar así, Mabee- dijo Carla, y se acerco un poco a ella- no te he dado la confianza.

-crees que necesito tu confianza para decirte que eres una niña mal criada.

-¡¿Perdón?! Repite lo que dijiste.

¡Oh, no! Me dije, ahora tendría que parar una pelea de chicas.

-¡ah! ¡Mas encima eres tonta!- dijo Mabee con una falta de temor en su voz que me sorprendía. Nadie en diecisiete años de vida le había hablado así a Carla- te dije que eras una niña mal criada- lo dijo demasiado lento.

- ¡mira tú, grandísima…!

-chicas, yo…- dijo Kraden.

-¡cállate!- gritaron las chicas al unísono.

Empezaron a discutir, entonces divisé en el suelo dos piedras del tamaño de los puños de bebes. Con mi Psi-energía las hice levitar, entonces con un movimiento de la mano salieron disparadas a la cabeza de Mabee y a la de Carla. Estas se voltearon a verme.

-escúchenme las dos- dije fuertemente- van a parar de pelear, no tengo el animo para verlas discutir, así que ahora vamos a irnos al bosque y descansaremos ahí, y quiero que las dos se comporten, porque o sino cada una volverá a sus ciudades, ¡¿entendieron?!- en la ultima palabra grite, no tuve respuesta-¡¿entendieron?!

-sí, Aidan- dijeron al unísono.

Encontramos un bosque a la falda de una montaña tenia árboles muy frondosos lo que hacia que no entrase el agua. No teníamos más que nuestras capas para cubrirnos, por suerte la lluvia era tibia pero aun así nadie quería dormir tan a la intemperie.

Al día siguiente amaneció despejado, despertamos por una replica. Descubrimos que algo de la lluvia se filtro por los árboles, cuento corto quedamos todos empapados.

Cuando terminamos de desayunar, papayas y mangos, seguimos bordeando las faldas de las montañas.

Mabee y Carla arreglaron sus diferencias y volvieron a volver ser tan amigas como antes.

Por sólo una hora bordeamos las faldas de las montañas y al final encontramos una aldea.

Al entrar vimos que a pesar de estar protegidos por la cordillera algo habían sufrido. La ola empapó toda la aldea, las casas estaban cubiertas con lonas. La gente era morena, algunos eran delgados y las mujeres usaban un distintivo en la frente, algunas tenían un lunar solamente en la frente.

-nos miran raro- dijo Mabee, tenia razón su expresión era de curiosidad.

-preguntemos dónde esta la posada mas cercana- sugirió Kraden. Nos acercamos a una anciana que se encontraba cerca de lo que parecía ser un templo. Resulto ser que la anciana era dueña de la misma posada

, nos guió através de la aldea, que constaba únicamente de diez casa contando la casa del alcalde, que no resaltaba mucho de las demás, salvo que se encontraba en una colina.

En el centro de la aldea había un pozo donde las mujeres sacaban agua y se ponían a cotillear.

Mas debajo de esto había un mercado, donde se vendían desde frutas hasta armas.

Había divisado barias vacas sin manchas caminar por las calles, pero ningún puesto de carne.

Pasamos através del mercado siguiendo a la señora, por el lado izquierdo del marcado se llegaba a la posada, tenia tres pisos y estaba echa de barro.

Entramos en la recepción allí se encontraba un hombre fornido casi idéntico a la señora, resultaba que era su hijo, pagamos seis monedas para quedarnos, nos sentamos en una mesa del restauran de la posada, allí discutimos que tendríamos que hacer.

No sabíamos donde nos encontrábamos, sólo que la aldea se llamaba Daila, me eligieron líder del grupo así que decidí enviar a Kraden y alas chicas a reunir información y yo iría al mercado a comprar lo que fuese necesario, pues pronto tendríamos que partir, también los envíe para investigar sobre algún barco.

Pero tendría que ser al día siguiente, dado que nuestras ropas estaban mojadas, y la posadera no quería dejarnos salir hasta que le pasásemos nuestra ropa para que la pusiese a secar.

-denme su ropas señores y señoritas, que no quiero yo que cojan un resfriado- dijo la anciana- no se preocupen, hay pijamas en las habitaciones, y le traeremos comida al cuarto, veo por su condición que no traen mas ropa.

No me gusto el tono cuando dijo “condición” pero era verdad, con el tsunami perdimos varias cosas, solo pudimos rescatar, nuestras armas, ropa, hierbas curativas, el Bastón Chamán, la bolsa de mitril que contenía la estrella de Júpiter y algo de dinero.

Bueno así pasamos el día en la posada, había pagado por dos habitaciones, nos trajeron comida como dijeron, yo esperaba algo de carne pero nada, arroz y frijoles solamente.

Después de eso pedí una pipa y me puse a fumar solo, mientras Kraden hablaba con las chicas.

Fumaba solo cuando me sentía estresado, y así era, no teníamos barco, no sabíamos bien hacia donde dirigirnos, ni siquiera sabíamos donde se hallaba el Faro de Júpiter, y ahora yo era el líder de todo, dado que el marica de Saturos había muerto y la mal nacida de Menardi también. No encontraba que estaba apto, pero el resto decía que sí. Mas encima echaba de menos Tale, mi pueblo, echaba de menos a mis amigos, mi casa junto a la presa del río, pero por sobretodo extrañaba a Kay, habían pasado tres año ya había crecido, en mi visita fugaz a Tale hace un año, vi lo hermosa que estaba.

Al atardecer del día siguiente, cuando nuestra ropa estuvo seca, y ya habíamos echo todo lo que ordené, nos reunimos todos en la habitación de las chicas en la posada.

-muy bien que lograron recolectar- dije sentándome en la cama de Carla, esta se recostó y apoyó su cabeza en mis piernas.

-bueno-dijo Kraden después de aclararse la garganta- fui a investigar sobre algún barco…definitivamente no hay ninguno, aparentemente, la aldea no sufrió daños pero sus bracos sí, la mayoría se hallaba en un muelle al este de aquí.

-lastima-dije, después chasqué mi lengua- y ustedes chicas.

-bueno- dijo Mabee- estamos en un continente llamado Indra, Daila es su ciudad más norteña, se ubica al este de Gondowan.

-¿Qué más han logrado descubrir?- pregunté.

-también descubrimos que al sur del continente hay una ciudad llamada Madra- dijo Carla, separándose de mis piernas- dicen que allí será seguro encontrar un barco… ¡ah! Y que tienen sabrosos mariscos.

-también escuché sobre dos chicos perdidos, desde hace dos días- dijo Kraden.

-eso es antes del tsunami- dije, quizás les hubiese pasado algo.

-será mejor investigar eso- dijo Carla- también escuché sobre un templo donde la gente es capas de levitar, se encuentra a un día al sur de aquí, se llama Kandorean, y lo lidera un tal Maestro Poi, creo que deberíamos ir quizás haya algún tipo de Psi-energía.

-los que estén a favor de ir… levanten la mano- dije, todos la levantamos- bueno esa será nuestra siguiente parada.

>>bueno, ahora yo logré comprar algunas cosas, aparente el mercado no tiene muy buenas armas así que tendremos que conformarnos con las nuestras. Segundo sólo logre comprar algo de pan, leche, queso tomate, frutos secos, higos, almendras, arroz. No hay nada de carne a pesar de que las vacas andan sueltas por las calles.

-aparentemente son sagradas aquí- acotó Kraden.

-muy bien, ahí va mi esperanza de comer algo que nos sea comida de pájaros…conseguí dos carpas, eran las ultimas en el puesto así que la más grande será para las chicas y la mas pequeña para nosotros- dije apuntándome a mí y a Kraden- también conseguí sacos de dormir… un mapa topográfico de todo Weyard, donde sale cada ciudad y cada continente, también compre mochilas para cada uno, y me sorprende que me quede dinero.

-muy bien entonces esta decidido- dijo Kraden- mañana mismo partimos al Templo Kandorean.

Salimos de la habitación de las chicas y nos fuimos a las nuestras.

En la aldea había preguntado sobre hechos extraños que hayan ocurrido alrededor de hace un año, que fue cuando el Monte Aleph hizo erupción, varia gente respondió que los animales se habían vuelto mas salvajes, algunos habían crecido mas de la cuenta, incluso habían seres que solo estaban escondidos en las cuevas. Eso quería decir que el camino hacia Kandorean estaría lleno de monstruos, pero, estaríamos listos.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

4rto capitulo

IV

Una verdad.

Aidan de Tale

Me desperté, aun tenia el dolor de cabeza, me dejé tirado unos cinco minutos boca abajo con los ojos cerrados, luego me levanté y vi que estaba en la playa de Idejima, pero algo aun mas raro, nos encontrábamos unidos a otra porción de tierra y ya no estábamos flotando a la deriva.

Me encontraba solo, así que decidí salir de Idejima lo más pronto posible, no sabia si estaba mi hermana, Kraden o Mabee, pero si sabia que no quería que sufrieran mas, de algún modo volverían a sus lugares natales y yo encendería los faros de alguna manera, de todos modos conocía lo básico y tenía las dos estrellas elementales restantes.

Me encamine por el bosque de árboles jóvenes, cerca de la orilla había divisado a Kraden y a Carla, así que hice el menor ruido, cuando salí del bosque vi a Mabee tirada cerca de la falda de una montaña de Idejima. Seguí por la izquierda hasta que encontré la grieta entre la unión de Idejima con el nuevo continente. Antes de siquiera cruzarla escuche un grito que venia tras de mí.

-¡Ey, Aidan!- grito Kraden, yo cerré los ojos y apreté los dientes. El anciano venia corriendo y antes de llegar a la grieta tomo aire-¿No iras a abandonarme verdad?

-claro que no, Kraden- mentí.

-¿Mm?-musito mirando donde estaba yo-¡vaya! ¡Tierra firme! ¡La ola nos ha arrastrado hasta la orilla!

-¡gracias, Capitán Obvio!- dije con sarcasmo- alguna otra acotación como, el pasto es verde.

-siempre tan sarcástico ¿Eh, Aidan?- dijo Kraden, mirando el nuevo continente- me imagino que… te olvidaste de mí con la emoción del momento.

-si, claro- dije poniendo mi mejor cara de póker- perdón.

-es comprensible, aunque nos debías haber esperado, Aidan- dijo-¡pero bueno ya hemos perdido demasiado tiempo, en marcha!

Apenas y no dimos un paso, y escuchamos otro grito.

-¡Si no lo veo, no lo creo!- Carla estaba molesta, llego corriendo con el ceño fruncido- ¡¿Cómo se atreven?!

-¿Qué, Carla?- me hice el tonto.

-“¿Qué, Carla?”- dijo haciendo después el sonido de una foca- ¡mira que dejarme en esta isla mientras ustedes se van a explorar por ahí!

Nos miramos con Kraden, los dos sabíamos si tuviéramos que elegir entre un dragón o mi hermana iracunda elegiríamos al dragón.

-¡Y yo aquí desesperada como una tonta buscándolos!- grito Carla.

¡Ahí va!, Otro grito para mi jaqueca.

-lo siento, pequeña…-dijo Kraden, poniendo cara de perro- ¿Podrás perdonaros?- lo imite y puse una cara que Carla no resistía.

-eh…bueno. Pero ni se les ocurra volver a hacerme esto- dijo mas tranquila, luego observo donde estábamos y exclamo- ¡pero vaya! ¡Esta ola ha debido de llevarnos hasta un nuevo continente!- estaba con un “Capitán Obvio” a flor de piel, pero no quería volver a despertar a la bestia-¡a explorar!- exclamo adelantándose unos pasos.

-¡e…esperen!- otro grito a lo lejos, de Mabee, ¡Oh, no! Dos chicas iracundas en un día. Mabee llego corriendo desde la falda de la montaña- ¿Ni siquiera estaban preocupados un poquito por mí?

-claro que no, Mabee- dije, pero seguía iracunda.

-¿Me has rescatado en el faro para dejarme tirada a mi suerte en esta isla?- exclamo, otra reina del Melodrama.

-no creo que pretendiera hacer tal cosa…-me defendió Kraden. Estaba preparándome mentalmente para hacer mi mejor cara.

-no sé yo- dudo Mabee. Era el momento puse la cara y dije tiernamente.

-¿Me perdonas? ¿Siiiiiiii?

-Oh, no pongas esa carita de cordero degollado…sabes que no soporto enfadarme contigo- dijo mas calmada.

¡Lo sabia! ¡Mi cara es irresistible!

-después de todo me salvaste, Aidan. No podré olvidarme de ello tan fácilmente… ¡pero no vuelvas a dejarme tirada otra vez! ¿Vale?

-vale- dije tiernamente manteniendo mi cara de cordero degollado. Luego ella hizo una exclamación de ternura.

-así que esa ola nos empujo hacia tierra. ¡Los cambios de la naturaleza son insondables!- dijo con una gran sonrisa- ¿Qué hay por ahí, lo saben?

-¡Eso es lo que vamos a averiguar!- exclamé.

-¡pues entonces, empecemos!- dijo Mabee y fue hacia donde estaba Carla (examinando un rió que corría cerca de una montaña del nuevo continente).

Yo y Kraden estuvimos cerca de la grieta entre Idejima y el nuevo continente. Después d e un rato Kraden dijo:

-a todo esto…-dijo encarando una ceja- ¿Adónde a ido Alex?

Examinamos la isla.

-no parece estar en la isla-dije.

-¿ahora quien es el capitán obvio?- dijo Kraden, yo gruñí por lo bajo- ¿no creerás que se ha ido por su cuenta, verdad?

-tú lo conoces, Kraden- respondí- él no se interesa por nadie, salvo cuando le conviene.

-entonces no hay razón para que sigamos buscándolo aquí. Ha debido de ir a buscar un barco.

-¿Y para qué necesita un barco?-pregunto Carla tras de mí, venían junto con Mabee después de mojarse un poco en el río.

-¿te has olvidado de lo que decía?- me pregunto Kraden.

-no- respondí sabia muy bien a que se refería, las chicas se unieron a nosotros Mabee a mi izquierda y Carla a la derecha de Kraden.

-entonces sabrás que quiere devolver a la Alquimia el lugar que le pertenece en el mundo.

-sólo podrá conseguirlo encendiendo los cuatro faros elementales- dijo Carla.

-pero ¿el barco qué pinta en todo esto?-pregunto Mabee.

-los dos faros restantes son inaccesibles por tierra- dijo Kraden- ya no quedan faros por encender en el Mar del Este.

-y entonces ¿Qué debemos…?- dijo Carla.

-tenemos que ir al Gran Mar del Oeste…-respondí.

-El Mar del Oeste…-dijo pensativa Mabee.

-¿Es allí dónde vamos, Aidan?-pregunto Carla.

-por supuesto-dije.

-¡bien dicho, Aidan! ¡Que así sea!- exclamo Kraden con una sonrisa.

-¡por su puesto la vida de nuestros padres depende de ello!- dijo mi hermana, todo Weyard dependía de esto.

-¿y tú que dices Mabee?-dijo Kraden, sacando a Mabee de sus pensamientos, mientras miraba el mar.

-¿A qué te refieres?- pregunto mirando a los ojos azul cielo del anciano.

-no va a ser un viaje fácil- dijo mi hermana.

-y no hay motivo para que tengas que correr riesgos…-dijo el anciano- ¿tengo razón, Aidan?

-claro que tienes porque temer- dije mirando a Mabee, me sorprendió ver su ceño fruncido.

- ya deberían saber mis motivos para unirme a ustedes, Aidan- dijo Mabee.

-¿Qué quieres decir Mabee?- pregunto Kraden. Estaba seguro que yo sabía a lo que ella se refería, pero quizás era tan obvio que ni me daba cuenta- ¿Qué motivo?

-Es-mi-destino…-dijo entre cortado Mabee.

-¿este viaje es…tu destino?-pregunto Carla extrañada, estaba seguro que no entendía que pasaba.

Mabee se dio la vuelta y se alejo un poco de nosotros.

-¿Y no pudiste contárnoslo antes?-pregunto Kraden. Mabee asintió con la cabeza.

-¿Y cómo podemos confiar en ti cuando ni siquiera nos cuantas tus motivos para unirte a nosotros? – dijo Carla, la mira con los ojos entrecerrados, estaba seguro de que eso le llegaría Mabee y no quería herirla.

-lo siento- Mabee se volteo, tenia los ojos vidriosos- ¡pero, por favor, deben llevarme con ustedes! ¡Tienen que hacerlo! ¡Me necesitan!

-no lo comprendo. Exactamente- dijo Kraden-, ¿Por qué podríamos necesitarte?

-saben que soy una Adepta, ¿verdad?- todos asentimos- puedo controlar el viento, como Aidan ya bien sabe…

-¿sabias que era una adepta de viento?- pregunto Kraden.

-si, lo deduje, dado que Saturos y Menardi no la dejaban ir tan fácilmente- respondí recordando aquel momento en la cima del faro, y me arrepentí de no haberles dicho todas las cosas a la cara antes de que se muriesen.

-ya veo…-dijo Kraden.

-se dieron cuenta de que soy una Adepta de Viento al momento…-dijo Mabee, mirando al horizonte- me secuestraron por mis poderes…los necesitaban para lograr sus objetivos.

-claro, necesitaban una Adepto que complementara sus poderes- dijo Carla, era claro para ella y también para mi.

-dijeron que necesitaban un Adepto de Viento para encender el Faro de Júpiter- dijo Mabee.

-claro, por supuesto…sospecho que necesitaremos ese poder tuyo cuando llegue el momento- exclamo Kraden.

-¿lo ven?- sonrío Mabee- me necesitan.

-vale…-dijo mi hermana lentamente y luego exclamo- creo que ya comprendo todo… pero también querían saber qué es eso del destino ¿no?

-exactamente- dije.

-ojala pudiéramos leer la mente como Mabee. Entonces lo sabríamos.

-mmm.....- musito Mabee.

-estoy seguro de que nos lo dirá cuando llegue el momento, ¿no, Mabee?- dije.

- creo que por lo menos por ahora deberíamos confiar en Mabee- dijo Kraden- me está empezando a entrar hambre. ¿Nos vamos ya?

Todo nos reímos de Kraden y emprendimos la marcha bordeando la falda de una montaña.

sábado, 26 de septiembre de 2009

3er capitulo

III

Tsunami

Aidan de Tale.

No se cuanto tiempo pasamos a la deriva entre ola y ola, aparentemente después del terremoto la mar estaba mas brava. No sabía si tocaríamos tierra pronto, solo sabia que salte y agarre fuertemente el brazo de Mabee, para evitar separarnos.

¿Qué habría pasado con Carla y Kraden?, me pregunté, estarían vivos, habrían salido del faro, o la terca de mi hermana habría ido tras mío y después no pudo salir del faro, o quizás hubo un derrumbe en la cordillera de Suhalla. Todo eso podía ser posible.

Me acuerdo de que tenia los ojos cerrados, que caso tenia abrirlos si seguíamos bajo el agua, y cuando salíamos a flote volvíamos a ser tragados.

No sabía hacia donde nos llevaba la marea, solo que era inútil tratar de enfrentarse a ella, pero aun así trate de mantenerme fuera del agua, saque a Mabee también, y vi algo extraño.

¡Una isla navegante! Se movía sola através del mar, quizás si llegábamos a ella podríamos descansar, sin importar el destino de esta, pero podríamos hacerlo, o yo por lo menos, no sabia si Mabee estaba conciente.

-¡Mabee!-grité, por sobre el estallar de las olas, sin respuesta-¡¡Mabee!!

Había dos posibilidades estaba inconciente o muerta. Ya no tenía más tiempo, la puse sobre mi espalda y con un esfuerzo sobre humano fui nadando a lo que mas podía hacia esa isla.

No se cuanto dure nadando. Grite por ayuda, en el caso de que hubiese gente en la isla, seguía braceando y entonces note un punto azul claro en la orilla de la isla, luego me fui acernado mas hasta que vi que era Alex. Este al vernos hizo unos movimientos con los brazos y una corriente empezó a halarnos alrededor de la isla, hasta que llegamos a una playa, allí Alex nos encontró, deje a Mabee en la arena blanca y suave, y me recosté junto a ella, estaba demasiado débil también así que no pude evitar dormirme.

Tuve un sueño basado en recuerdos fugases.

El primero fue cuando tenía cuatro años y jugaba con mi perro.

El segundo fue cuando Carla se lastimo una rodilla y yo le ponía una venda y le secaba las lágrimas.

El último y el que mas me llegó fue una vez reunidos en secreto yo, Pablo y Matías, nos sangraban el dedo índice derecho a cada uno, y los juntamos y yo por ser el mayor dije.

-estamos haciendo el ancestral pacto de sangre, al hacerlo juramos solemnemente ser amigos por siempre- tenía un tono de voz solemne pero infantil, tenia diez años y Pablo y Matías ocho- yo juro-dije mirándolos a cada uno.

-yo juro-dijo Matías, mirando a Pablo y luego a mí.

-yo juro-dijo Pablo.

Estaba despierto, pero no habría los ojos, ¿dónde estaría?, seguiría en la isla.

-creí que Aidan y Mabee seguían dentro del faro- escuche una voz familiar, se hallaba sobre mi cabeza, era Kraden.

-ha sido un milagro…-reconocí la voz de Alex.

-milagro o no, estoy contenta de que mi hermano esté vivo.

¡Carla! ¡Mi hermanita! En ese momento podría haber saltado de alegría, pero me hallaba demasiado débil aun.

-¿Puede alguien explicarme lo ocurrido?-dijo Kraden, sentí un sonido similar a la tos, pero no venia de ninguno de ellos, ni de mí.

Cof…cof

-Mabee…-suspiró Carla.

-oh…-escuche un débil murmullo a mi lado, era Mabee no cabía duda.

-gracias a lo elementos, ¡ha despertado!- exclamo Kraden.

-Mabee, ¿Te encuentras bien? Soy yo, Carla- dijo mi hermana.

-¿Carla?- escuché la débil voz de Mabee, escuché el crujir de la hierba- ¿Qué…qué ha pasado?

-parece que llegaste hasta aquí con Aidan-dijo Kraden.

-¿con, Aidan…?-dijo Mabee perpleja, escuche mas fuerte el crujir de la hierba, intuí que Mabee se había puesto de pie.

-no hay prisa… ¿te sientes bien, Mabee?-dijo Carla.

-¿Dónde estamos?-pregunto Mabee.

-en Idejima. Habíamos quedado en reunirnos aquí…-dijo Alex, le escuchaba al costado inferior mío- pero la península se separó del continente y ahora nos alejamos de tierra firme.

-¿Estás diciendo que estamos sobre una isla que se mueve?

Mabee estaba demasiado, sorprendida, y ya no tenia miedo, como en el faro.

-se que es difícil de entender, Mabee, pero es verdad- dijo Kraden.

-cuando el Faro de Venus fue encendido, un gran sismo separó la península del continente- explicó Carla.

-se produjo una fuerte sacudida, como si se fuese a derrumbar el faro-dijo Alex.

- ahora me acuerdo…-dijo Mabee- Y eso fue lo que hizo desprenderse la península de Gondowan.

-pero ¿Qué te ocurrió a ti, Mabee?-pregunto Kraden- caíste al mar y Saturos…

-Saturos y Menardi han desaparecido…-dijo Mabee, había una rara expresión en su voz, yo empecé a recordar, como los pálidos y nada escamosos rostros de Saturos y Menardi desaparecieron en el hueco de la almenara.

-¿Qué quieres decir?- preguntó Alex.

-llegó otro grupo… Lucharon contra Saturos y Menardi- dijo Mabee- y vencieron.

-¿Se trataba de Pablo?- pregunto mi hermana.

-Pablo…-dijo pensativa Mabee- si, creo que así lo llamaban…

-¿Esperas que me crea que Pablo y sus compañeros acabaron con Saturos y Menardi?- dijo Alex algo sarcástico- ¿Cómo han podido volverse tan poderosos en tan poco tiempo?

-¿Y por qué acabaste en el mar?- pregunto Kraden preocupado.

-al encender el faro, el terremoto me hizo caer de la torre-dijo Mabee.

-entonces, ¿Cómo has podido llegar hasta aquí?-pregunto Carla.

-saltó en mi ayuda para que no me ahogara- sabia que se refería a mí.

-¡¿Que Aidan salto desde el faro?! ¡Madre mía!-exclamo Kraden, empecé a sentirme con mas vigor, y de repente empecé a toser como loco.

-Aidan…-escuche decir a Alex- ¿Estás despierto?

-sí- respondí con voz ronca, me senté, abrí los ojos y vi. Que estábamos en un bosque pero que podía escucharse el mar.

-¡ah! ¡Aidan, estás bien!- grito Kraden, me dolía mucho la cabeza.

-no grites, por favor- dije entre dientes.

-hermano…- escuche a mi hermana con la voz quebrada, ojala y no fuese a llorar, porque cuando Carla llora, nadie le entiende lo que dice.

Me puse de pie en un salto, y fui a abrazarla.

-¿Estás de que puedes ponerte de pie?-pregunto Carla, a mi oído.

-claro que lo estoy, no soy un niño- le dije cuando me separe de ella, luego examine el bosque y estábamos cerca de la entrada, por que podía ver el mar.

-no pareces muy sorprendido de encontrarte en una isla flotante-dijo Kraden

-es que la vi cuando vine nadando hasta aquí- dije.

-Aidan, después de salvar a Mabee, ha debido de llegar nadando hasta aquí- dijo Alex, me volteé a ver sus ojos grises, esos ojos tan cínicos- era obvio que debió verla desde algún sitio.

-pero ¿Qué hacemos ahora? – dijo Carla mirando a Kraden.

- no tengo ni idea - dijo Mabee, que estaba cerca de Alex y miro hacia Carla – nadie sabe lo que hay más allá del Mar del Este.

-por desgracia soy un alquimista, no un geógrafo… - dijo Kraden.

-¿Qué ocurre…, Alex?- pregunto Mabee, Alex salio silencioso del bosque y se dirigí a la orilla de la playa, Mabee se mantenía un poco detrás de él.

-¿Ocurre algo?-preguntó Kraden.

-¿Es que no lo ven?- dijo Alex desde la playa. Salimos todos del bosque y fuimos a la orilla de la playa.

-¡Tierra! ¡Es una isla!- exclamé.

-es un poco… - dijo Mabee - grande para ser una isla.

-eso no es una isla- dijo Kraden y luego exclamó- ¡Es un nuevo continente!

-¡estamos salvados!- grito Carla de emoción.

-eso parece…-dije.

-esperen…-dijo Mabee, aparentemente habíamos notado lo mismo.

-¿Qué pasa?- dijo Carla.

- vamos a pasar de largo el continente- me alcanzó Mabee antes de que yo pudiese articular palabra para contestarle a Carla.

-¡tienes razón!- exclamó Kraden.

-¡no creo que podamos conseguirlo!- grite.

-Oh, Kraden…Aidan… ¿Qué va a ser de nosotros?- grito Carla, a veces era Melodramática, yo estaba dispuesto a apañármelas nadando, con tal de salir de Idejima.

Escuché derepente un ruido ensordecedor.

-¡¿eh?!- exclame al ver una inmensa ola dirigirse a nosotros.

-oh…esto no tiene buena pinta- dijo Kraden.

-¿Qué… es eso?- pregunto Carla aterrorizada.

-es… ¡Es un tsunami!- gritó Mabee, algo histérica, también empecé a sentí miedo.

-¡¿Un tsunami?!- grito Carla. Era obvio que ella no sabría que es un tsunami, dado que vivió diecisiete años en Tale, donde no había mas que un rió, en cambio cuando viaje con Saturos y Menardi pude ver el océano y escuché cosas de los tsunamis, pero al igual que mi hermana era la primera vez que veía uno.

-¡el terremoto ha debido de provocarlo!- grite, apuntando a la ola.

-Oh…Oh, no… ¡viene directo hacia nosotros!- grito Kraden.

-Alex… ¿Cómo puedes estar tan tranquilo en una situación como esta?- grito carla a al Alex que ni se inmuto, bueno él era frío, pero a tal grado de no temerle a su muerte segura.

-en situaciones como estas- dijo calmadamente- ¿Qué sacamos dejándonos llevar por el pánico?

La ola se acercaba cada vez más y más.

-¡nos va a dar de lleno!- grito Mabee.

-¡¡Socorro!!- grito Kraden histérico, si salíamos vivo de esto le molestaría el resto de su vida, por gritar algo tan… afeminado por así decirlo.

La ola nos dio de lleno, me sentía rodar de acá para allá hasta que derepente todo pasó y sentía como estaba recostado en la hierba.

Pero dentro de la ola sentí unos momentos traumáticos, no podía respirar, no podía moverme, sentía que me en cual quier minuto chocaría con una roca.